Virtud, dominio y ocación, vérita por las lunas y el sol solitario del gris árbol que besó la niebla sin pensar atentamente en las pinturas, mis pinceles y tus manos intranquilas antes no tan frías ni tan agrias.
Mariposas con espadas sagradas vuelan rápido y cortan lento, dañan más con un beso que con el cristal de sus dedos, más sangre, más besos.
Antes tal vez las mesas eran personas, flores y narcisos, polillas y chalecos. Deseos y lujuria en un lobo sin alma por un alma sin cuerpo, Dios es tan injusto, que antes no hubiera mazclado la uva y el pan.
Delente de las huellas se perdieron mis horizontes aquestas veces mis pies se cansaron y no recuerdo nuestra canción de cuna bella serpiente roja, blanca y amarilla, colección de rosas y capas para jugar en el bosque, junto a las verdes ideas de los hombres, consumidas y atacadas por los árboles en una melodía efímera de amor y castañas.
Un café, sexo y perversas gotas de sangre en tus labios, Amanda, no sigas jugando tú ,sólo resultas ser yo, juego de espejos dos espejos y dos personas.
Naturaleza fortuita, apareces y luego te esfumas sin mimar los dedos y los cabellos del niño muerto en tu árbol en desconsuelo, no te olvides de mí tan frío cómo él, quizás no tan muerto...
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